
por Fernando Somoza Especial para NA (*)
Hay una frase de autor anónimo que pinta en parte a la devaluada clase media argentina: “sufrimos mucho por lo poco que nos falta y disfrutamos poco de lo mucho que tenemos”.
Bien podríamos hacer uso de otra mención popular como: “que bien estábamos cuándo estábamos mal”. Lo cierto es que merced a la incomunicación producto de la sobreinformación (aunque suene a oxímoron), no tenemos tiempo de detenernos a reflexionar acerca de lo que pasó y pasa, para tener una idea cercana de lo que pasará.
Más allá de lo que digan los antagonistas, el peronismo de Juan Domingo y Eva, es reconocido en investigaciones serias a nivel mundial como generador del crecimiento de las denominadas clases medias, de las cuales la Argentina se ha podido destacar en Latinoamérica durante décadas y se constituye,todavía hoy, en uno de los pocos bastiones a derribar por el orden mundial para poder saciar su sed de ambición de recursos en la región.
Sin embargo y esto lo podrán dirimir sociólogos y psicólogos, ese crecimiento producto de la manifestación del Estado de bienestar, también sembró un clasismo por parte de quienes no querían compartir espacios y dejar de sentirse diferentes.
Esos grupos fueron los que se exacerbaron y tal como lo indica el sociólogo, profesor e investigador Esteban Rodríguez Alzueta: “las clases medias hicieron –y siguen haciendo– muchos esfuerzos para borrar su pasado. ¡Esta es su gran batalla cultural! A través de una carrera universitaria, viajes por el mundo, la escuela privada para los hijos, una casa en otro barrio residencial alejada del resto de la parentela, mucho rugby y hockey, fiestas exclusivas, y la adscripción a determinados programas de entretenimiento (léase: a programas periodísticos) pudieron perfilar otras identidades para sus vidas y sentirse moralmente superiores. Cuanto más invierten en reproducir las distancias, más olvidadizas ymás ingratas se vuelven”.
Ese estúpido canibalismo, es el que nos lleva primero, a la frase del inicio de la nota y en segundo lugar al presente político actual que no dista de lo que viene aconteciendo desde diciembre de 2015 con el advenimiento del macrismo y la expresión textual del economista y ex funcionario Javier González Fraga: "venimos de 12 años en donde las cosas se hicieron mal. Se alentó el sobreconsumo, se atrasaron las tarifas y el tipo de cambio... Donde le hiciste creer a un empleado medio que su sueldo servía para comprar celulares, plasmas, autos, motos e irse al exterior", dando un marco a un relato que los caníbales de la clase media celebraban por el sólo hecho de haberse imbuido de la publicidad de la tarjeta de crédito que les decía que “pertenecer tiene sus privilegios”, aunque tuvieran que endeudarse hasta el quebranto para mantenerlos ypermitirse seguir subiendo sus selfies a las redes sociales en la falsa creencia de que “lujo es cultura”.
Sócrates asegura que el mal es involuntario. En uno de los Diálogos de Platón, concluye en que ”no hay hombres malos, lo que hay son hombres ignorantes” afirmando que ningún hombre haría el mal si “supiera lo que hace”, sino que el mal lo hace por ignorancia y no quiere esto decir que ignora alguna profesión u oficio, no, en eso puede ser muy “bueno”, simplemente su ignorancia es producto de la falta de reflexión y conocimiento del ser humano.
Y aquí llegamos al meollo de la cuestión, y es que la “incultura de las comunidades” ha quedado a merced de los falsos profetas de los medios de comunicación que manejan los poderosos, alejándolos de los verdaderos lugares de debate y reflexión que deben promover escuelas y universidades, sin caer en clasismos.
Por último y a modo de sugerencia,diremos que se necesita ahondar en otras fuentes para caer en la cuenta del engaño y saber que en noviembre de 2012, solamente cuatro años antes del “sincericidio” de González Fraga, el Banco Mundial(que ahora colabora en el salvataje económicodel gobierno de Javier Milei) en uno de sus informes revelaba que “la clase media en Argentina se duplicó en la última década, destacándose además como el país latinoamericano con el mayor aumento de su clase media como porcentaje de la población total. América Latina y el Caribe en su totalidad registró un aumento del 50 por ciento en el número de personas que accedieron a la clase media en la última década, algo que los economistas consideran un logro histórico en una región largamente dividida por la desigualdad”.
El informe, “La movilidad económica y el crecimiento de la clase media en América Latina” (documents1.worldbank.org/), revela que la clase media en la región creció hasta comprender unos 152 millones de personas en 2009, comparado con 103 millones en 2003, un aumento del 50 por ciento. Para Argentina, la clase media aumentó en ese periodo de 9.3 millones a 18.6 millones. Ese aumento de más de 9.3 millones representa un 25 por ciento de la población total de Argentina, el mayor porcentaje de crecimiento de la clase media en toda la región durante la última década, seguido por Brasil con 22 por ciento y Uruguay con 20 por ciento.
La conclusión indicaba en aquel entonces: “La experiencia reciente en América Latina y el Caribe le muestra al mundo que se puede brindar prosperidad a millones de personas a través de políticas que encuentran un equilibrio entre el crecimiento económico y la ampliación de oportunidades para los más vulnerables”, dijo el Presidente del Banco Mundial Jim Yong Kim.
“Los gobiernos de América Latina y el Caribe aún tienen mucho por hacer — un tercio de la población sigue en la pobreza — pero debemos festejar el aumento de la clase media y aprender de él”, finalizaban.
¿Dónde quedó aquel espíritu? Pues habrá que revisar en los bolsillos del poder mundial y sus permanentes fiestas que pagamos los países desclasados con dirigentes locales que los veneran por ser parte de ese canibalismo que nos llevó a la grieta por la cual hoy atravesamos.
(*) fersomozaok @gmail.com