10/07/2025 - Edición Nº247

Nacionales

EDITORIAL DE DOMINGO

Argentina y el deporte de patear al caído

06/07/2025 07:30 | Transitamos desde fines de 2023 una nueva etapa en cuanto a gobernabilidad, destacada por un presidente de la Nación que (dicho por él mismo) resulta gozoso de infringir crueldad en los ciudadanos a los que -dentro de su subjetividad- no los considera dignos.


por por Fernando Somoza Especial para NA (*)


Nuestro país es bello sin dudas, aunque muchas veces romantizamos algunas cuestiones sociales, como la del abrazo, el asado, el mate y la familia. Sin embargo, como pasa en todos los casos donde nos describimos, terminamos ocultando esas ‘cositas’ que mencionamos precisamente en diminutivo referidas a las miserias que pretendemos minimizar.

Transitamos desde fines de 2023 una nueva etapa en cuanto a gobernabilidad, destacada por un presidente de la Nación que (dicho por él mismo) resulta gozoso de infringir crueldad en los ciudadanos a los que -dentro de su subjetividad- no los considera dignos.

Claro está que sus seguidores (los de Bien) aplauden en forma incondicional tales prácticas que no son otra cosa que “patear al caído”, porque movidos por la perversidad siempre la emprenderán contra el más débil. De esta manera, a través del pensamiento mágico, creerán que ellos no lo son y resultarán serviles a los pocos poderosos que manejan los hilos.

Lo novedoso en este caso es justamente la crueldad en las formas ya que, si observamos la economía transitamos por las mismas vías de antaño, repitiendo las formas de la dictadura setentista, la debacle de principios de siglo y el tormento de mediados de la década pasada.

A ojo de buen cubero, los más preparados indican que hoy en día unos 100 mil argentinos son los que ganan dinero con la especulación, mientras el resto sobrevive como puede a un nuevo fiasco, del cual quiere alejarse el propio ministro de Economía, quien prepara las valijas luego de las elecciones de octubre. Imaginemos la magnitud del engaño.

Al fin y al cabo, no cambian más que las formas de lo que otrora ocurría en el circo romano, poniendo a batallar a algún luchador en la arena en medio de los leones, levantando o bajando el pulgar para acicatear el soberano para la vida o la muerte del otro.

Y hoy numerosos compatriotas, sin conocer siquiera el origen de ese “otro” y sólo guiados por comentarios antojadizos, festeja con el monarca y aprueba el daño.

Entonces resulta que todos los demás son los causantes del daño. Lo es el que atiende en un box durante ocho horas en el Pami por 600 lucas, o el investigador del Conicet que pretende entender mejor a la sociedad, aunque sea un nudo gordiano. Les parece que achiquen el INTA y el INTI está bien, porque no tienen ni huerta, ni chacra ni campo, ni pyme, ni industria.

Son impermeables a que reduzcan beneficios a jubilados porque todavía “les falta para eso” o que se pauperice la atención pediátrica porque no tienen chicos.

Cada uno de estos personajes que se suman a la crueldad manifiesta de su líder, encuentra rápidamente excusas para avalar las prácticas contra el ciudadano, pero hacen oídos sordos al “tic tac” de la cuenta regresiva de la bomba que estallará más temprano que tarde en la economía y que afectará como siempre a los mismos, incluidos los “crueles de bien”.

Y mientras la comunicación de las masas ilumina con fuegos de artificio y espejitos de colores a estos campeones a la hora de “patear al caído”, los titiriteros se ocupan de seguir bolsiqueando uno por uno a todos, incluidos los nonatos que algún día llegarán a este país con una deuda cuantiosa de la que ni siquiera conocerán su origen y es de esperar, que al menos no sigan el camino de sus antecesores, tratando de matar al otro, cuando no hacen otra cosa que suicidarse.

 

(*) [email protected]