13/08/2025 - Edición Nº281

Nacionales

EDITORIAL DE DOMINGO

EVMC: El Voto Manda ¡Carajo!

10/08/2025 07:38 | El 26 de octubre habrá una exquisita oportunidad para demostrar si los datos vertidos por Milei son ciertos y para que cada uno considere si su calidad de vida realmente mejoró, como aseguró el Presidente, o no fue así.


por Fernando Somoza Especial para NA (*)


La semana pasada advertíamos que el gobierno del presidente Javier Milei había tenido su peor semana financiera, producto de la corrida del dólar y el pago de altas tasas que mellaron lo que era el “brillante” plan económico del “mejor ministro de la historia” y en tándem, presidente y funcionario tuvieron que salir a frenar la estampida a través de los periodistas que no deben ser “odiados lo suficiente” y gracias al usurero FMI que les volvió a prestar como quien le sigue fiando al adicto.

Esta semana fue el tiempo del “cachetazo” legislativo, a raíz de la aprobación -por mayoría- de proyectos contra el Ejecutivo y tratados en la Cámara Baja.

La situación en este caso obligó a un ‘acting’ en cadena nacional por parte del reconocido showman mundial que volvió a versar (o versear) sobre fórmulas de la economía que el público en general desconoce y mejoras abundantes de este año y medio que, pareciera, otros tantos no se enteraron.

Milei abrió su discurso recordando el mandato al que se comprometió (y estaría lejos de cumplir todavía) como por ejemplo terminar con la inflación y sentar las bases para un crecimiento sostenido.

Ahora bien, según el mandatario, tras un año y medio de políticas orientadas al orden fiscal, monetario y cambiario, “la inflación se ha desplomado”, pasando de una tasa interanual del 300% al 25%, sosteniendo una vez más como lo viene haciendo desde diciembre 2023 que para “mediados del próximo año podría desaparecer”.

También aseguró que, en este período, 12 millones de personas salieron de la pobreza, entre ellas 2,5 millones de jóvenes, y que la indigencia disminuyó del 20,2% al 7,3%.

“Cerca de 6 millones de personas a las que no les alcanzaba para comer, hoy comen”, dijo.

Y añadió que los salarios privados muestran mejoras continuas frente a la inflación desde abril del año pasado.

Reiteró aquello de que “no se puede arreglar en dos años lo que se destruyó en casi un siglo” y repitió el argumento de que “toda mejora requiere esfuerzo y tiempo”, a sabiendas de que el tiempo lo maneja el gobierno y el esfuerzo lo pone la gente trabajadora, en medio de un festival financiero del que participa sólo el establishment.

Sin embargo, en ese planteo teórico y complicado de entender, contrastar y creer, manifestado por el presidente de la Nación, hay un hecho inexorable en el transcurrir de la democracia (a pesar de sus defectos) y que es la posibilidad de elegir representantes.

Justamente el 26 de octubre habrá una elección nacional donde se renovará la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado y se elegirán 24 senadores y 127 diputados nacionales.

Será entonces una exquisita oportunidad para demostrar si los datos vertidos por Milei son ciertos y para que cada uno considere si su calidad de vida realmente mejoró como aseguró el presidente, o no fue así.

Realmente la compulsa servirá además para que cada estudiante o profesional recibido considere la importancia del financiamiento universitario o que los jubilados avalen el monto que reciben mensualmente de su haber.

Será el voto de los trabajadores despedidos y los temerosos de serlo, los empresarios pymes fundidos, los que se conmueven por la crueldad contra el Garrahan o los que ven como faltan insumos en los distintos centros asistenciales a los que deben asistir a lo largo y ancho del país.

El voto de los que “reventaron” la tarjeta de crédito, los que no llegan ni al día 10; los empleados de Vialidad, del INTA, los chacareros y los agricultores familiares. Los que esperan turistas y no llegan, los comerciantes que miran hacia la puerta esperando que entre alguien y no entra.

No hay nada más simple que elegir que es lo que uno desea, para revertir un proceso que le es perjudicial tanto para sí como para su entorno más cercano, si es que no le alcanzan los valores para hacerlo por “los demás”.

Será la única forma de sincerarnos y sincerar a un gobierno diciéndole “no es por ahí, no estoy dispuesto a ser yo el fusible que se queme frente al desmadre que hicieron otros que, paradójicamente, hoy se la siguen llevando a manos llenas”.

Por eso si se me permite la verborragia emotiva: ¡Hay que votar Carajo!

Al menos como una forma de rebeldía para conocer la verdad a partir de “nuestra verdad” y no la que nos cuentan para no seguir abrevando en el supuesto “multi verso” que tanto confunde.

(*) [email protected]