
Como el resto de las empresas productoras de alimentos, el segundo año de gobierno libertario no parece haber favorecido, por lo menos hasta ahora, los negocios de la mayor fabricante de golosinas de América Latina.
Se trata de Arcor, considerada una de las mayores multinacionales nacidas en la Argentina, que tiene sede en la localidad cordobesa de Arroyito y que, conjuntamente con sus subsidiarias, constituye un grupo multinacional que produce una amplia gama de alimentos de consumo masivo (golosinas, chocolates, galletas, alimentos, etc.) e industriales (papel virgen y reciclado, cartón corrugado, impresión de films flexibles, jarabe de maíz, ingredientes industriales y endulzantes de origen vegetal, etc.), en Argentina, Brasil, Chile, México, Perú y Angola, y comercializa los mismos en una gran cantidad de países del mundo.
La sociedad es controlada por Grupo Arcor S.A., que posee el 99,686534% y 99,679719% de participación en el capital y en los votos, respectivamente.
Es propiedad de la familia Pagani y es considerada la principal empresa de alimentos de la Argentina; el mayor exportador de golosinas de la Argentina, Chile y Perú y la empresa más importante de la región en capacidad productiva, ventas y desarrollo marcario.
Posee 49 plantas industriales en el mundo; más de 20.000 empleados; es el primer productor mundial de caramelos duros y es también una de las empresas de soluciones de packaging más importantes del Cono Sur, con plantas industriales en Argentina, Chile y Perú.
En los primeros seis meses de este 2025, el grupo evidencia un fuerte derrumbe de su rentabilidad en comparación con la evolución de sus resultados en igual período del año pasado.
Ocurre que la constante y fuerte caída del consumo y del poder adquisitivo de la sociedad se convirtió en una fuerte contracción de las compras de productos alimenticios que afecta los balances de los mayores grupos del sector.
Un escenario crítico generalizado
Hace unos días, Molinos Río de la Plata informó ingresos netos por $437.542 millones, lo que implicó una caída del 19,7% en términos reales respecto del mismo período del ejercicio anterior.
Si bien alcanzó un incremento de su volumen de ventas en el mercado local de 1,9%, el dato fue más que compensado por una caída de precios en términos reales, ya que fueron ajustados durante el último año solo en un 11,1% nominal en promedio, mientras la inflación registrada por el INDEC fue de 39,4%, en el mismo período.
Dicho escenario, sumado a costos de venta unitarios aumentando nominalmente por encima de los precios, arrojó para Molinos un resultado neto negativo de $19.485 millones entre enero y junio pasados, cuando en igual período del 2024 había registrado ganancias que superaron los $55.900 millones.
En el caso de la alimenticia de la familia Pagani, el balance semestral muestra un resultado positivo de $58.583 millones que, sin embargo, evidencia que el impacto de la crisis de consumo también la afecta, si se compara esa cifra con la del mismo período del 2024, cuando también había informado ganancias pero por $254.468 millones.
Es decir, en tan sólo un año, tomando el primer semestre del 2024 y el mismo lapso de este 2025, las ganancias de la fabricante del Bon o Bon se derrumbaron en algo más de $195.885 millones, marcando un impacto impresionante en sus cuentas del escenario macroeconómico que atraviesa el consumo en la Argentina, que ni siquiera es compensado por los aumentos en los precios que la alimenticia fue realizando durante ese mismo período.
Es más, el resultado operativo de Arcor también sufrió las mismas consecuencias, ya que en estos primeros seis meses fue de $127.298 millones, contra $149.969 millones del primer semestre del año pasado.
El dato es importante en el balance ya que indica la ganancia que obtiene la empresa de sus operaciones comerciales principales, después de deducir los costos operativos, pero antes de considerar los gastos financieros (intereses) y los impuestos.
Es considerada una métrica clave en el estado de resultados que muestra la rentabilidad de las actividades centrales del negocio que, en el caso de Arcor, se retrajo en $22.671 millones en un año.
En el caso de las ventas consolidadas, fueron de $2.141.900 millones que, en comparación con el mismo período del año anterior, disminuyeron, debido a que, en general, los aumentos de precios en la mayoría de los segmentos de negocio se ubicaron por debajo de la inflación interanual en Argentina.
En el caso del consumo masivo, el grupo observó una recuperación en los volúmenes de venta de ciertas categorías de golosinas y galletas aunque en el sector de alimentos mostró una disminución.
Por otro lado, destaca positivamente el incremento en las ventas de los negocios industriales, lo que permitió alcanzar volúmenes totales superiores a los registrados en el mismo período del año anterior.
De esta forma, las ventas en Argentina representaron el 69,1% de las ventas consolidadas del Grupo, mientras que las ventas en el extranjero, que incluyen las exportaciones, representaron el 30,9%, en forma similar al mismo periodo del año anterior en el que representaron un 32,2%.
"En un contexto económico complejo, marcado por la desaceleración de la inflación, la compañía logró mantener su rentabilidad operativa relativa, alcanzando un resultado equivalente al 5,9% sobre ventas, en línea con los niveles históricos (vs. 6,1% en igual período de 2024)", detalla el directorio de Arcor en un comunicado enviado a la prensa.
El grupo agrega que "a pesar de que los aumentos de precios en sus principales segmentos se ubicaron por debajo de la inflación interanual, Arcor sostuvo su rentabilidad operativa gracias a su modelo de integración vertical, una gestión eficiente de costos y una diversificación geográfica y de productos que le permitió compensar caídas puntuales en el consumo masivo".
El documento hace mención al desempeño de los negocios industriales como "uno de los puntos destacados del período, con un incremento en los volúmenes de venta que superó los registros del mismo semestre de 2024".
En el segmento de consumo masivo, el holding de los Pagani observó una recuperación en categorías como golosinas y galletas, mientras que el rubro alimentos mostró una contracción, tal como el resto de las empresas del sector.
En el caso del resultado financiero, fue negativo en $39.329 millones en contraste con la ganancia del mismo período del 2024, y el grupo lo adjudica "a la fuerte apreciación del peso en términos reales", además de mencionar que el contexto de normalización de variables macroeconómicas del país "está marcada por la desaceleración inflacionaria y ajustes en el tipo de cambio".
Del mismo modo, el informe recuerda que a fines de julio pasado concretó una refinanciación de sus pasivos extendiendo su perfil de deuda financiera mediante la colocación de una Obligación Negociable (ON) por u$s350 millones, con vencimiento en los años 2031, 2032 y 2033 a una tasa cupón de 7,60%.
Según los ejecutivos de Arcor, "los fondos obtenidos permitieron cancelar distintos préstamos de corto plazo y realizar el pago anticipado de la totalidad de la ON Clase 18, cuyo saldo ascendía a aproximadamente u$s195 millones y tenía vencimiento final en 2027 y tasa del 8,25%".
Y si bien la agencia Moody’s elevó la calificación crediticia internacional de la compañía, pasando de Caa1 a B2, uno de los problemas que el directorio de Arcor no pudo resolver es el de concretar la opción de compra en sociedad con el grupo francés Danone, del 51% adicional de las acciones de Mastellone Hermanos S.A., operación que informaron Arcor S.A.I.C., Bagley Latinoamérica S.A. y Bagley Argentina S.A. en conjunto.
De concretarse, la operación informada cierra así un proceso que se inició en 2015, cuando Arcor, junto a su controlada Bagley, adquirió el 25% de las acciones de Mastellone por unos 60 millones de dólares.
En los años siguientes, fue incrementando su participación: en 2017 alcanzó el 40%, en 2019 el 43% y para 2020 ya poseía cerca del 49%. El acuerdo original establecía que hasta 2025 Arcor podía ejercer una opción de compra para quedarse con la totalidad de la firma, algo que finalmente concretó ahora.
El pasado 28 de abril, Arcor presentó al directorio de la dueña de La Serenísima esa opción de compra por la totalidad de las acciones de Mastellone Hnos (MHSA) del orden del 51% del paquete accionario.
Sin embargo, luego del envío de la notificación, los accionistas mayoritarios de la láctea, los herederos de Pascual Mastellone y el fondo inversor Dallpoint, rechazaron la operación.
Notificaron por escrito su desacuerdo con ciertos términos incluidos en la notificación de ejercicio, lo cual abrió una instancia de negociaciones que ya excedió todos los plazos establecidos sin que se haya alcanzado ningún acuerdo, con las empresas enfrentadas ejecutando los mecanismos de resolución previstos en el marco contractual.
En ese sentido, ni Arcor ni Danone, a través de Bagley Argentina S.A. y Bagley Latinoamérica S.A., quieren aumentar la oferta de compra, ya que consideran que el precio notificado se ajusta estrictamente a lo establecido en el mencionado contrato.
Más allá de este escenario, el grupo se mantiene con los mismos objetivos de ser líder en alimentos y golosinas en Latinoamérica, reconocida en el mercado internacional por sus prácticas sustentables y su capacidad de generar nuevos negocios y proyectos de asociación estratégica.
Además, seguirá profundizando su visión digital para potenciar los negocios y desarrollar capacidades en tecnología y talento digital; mantendrá la estrategia de los últimos años, centrada en sus principales negocios: Packaging, Agronegocios y Alimentos de Consumo Masivo.
"Esto nos ha permitido superar diversas crisis en Argentina, gracias a la fortaleza y posicionamiento de nuestras marcas, junto con la continua optimización de nuestra estructura de costos fijos y mejora de la eficiencia operativa", destaca el documento que Arcor envió a la Comisión Nacional de Valores (CNV) para analizar su balance semestral.
En el informe también adelanta que continuará con su política de priorizar la liquidez, mantener una gestión eficiente del capital de trabajo y una estructura de financiamiento sólida, "con el fin de asegurar el cumplimiento de nuestras obligaciones, sostener el crecimiento de nuestras operaciones actuales y concretar nuevos proyectos de inversión orientados a la expansión sostenida de nuestras actividades".