03/09/2025 - Edición Nº302

Deportes

CAMPEONATO DE LA LIGA

San Lorenzo igualó en cero ante un Huracán que jugó más de una hora con un hombre menos

31/08/2025 08:00 | Fue un aburrido 0-0 en el Nuevo Gasómetro que insultó a Moretti. El equipo de Ayude casi que no tuvo ideas pese que jugó once contra diez por la temprana expulsión de Giménez. Tissera tuvo la victoria para el Globo, pero falló en el mano a mano con Gill.



Un despliegue de color y pasión se expresa con fascinación desde las tribunas. El padre Mazza, que le dio el nombre y la identidad a San Lorenzo. El Papa Francisco, que alienta desde el cielo. Un cuervo gigante. La Butteler. Símbolos que están presentes en esa bandera que envuelve la cabecera local. Hay humo azul y rojo. También, tensión. El paquete del clásico tiene de todo. Menos fútbol, lamentablemente.

Entonces, el duelo de barrio más grande del mundo termina en un abominable cero a cero que expone a unos y otros, pero sobre todo a San Lorenzo, que durante más de una hora jugó con un hombre de más y no pudo prevalecer ante su rival de toda la vida. Y no lo perdió porque Matías Tissera dilapidó un mano a mano inmejorable. Fue la situación más clara en noventa minutos descartables. Hubiera sido un premio demasiado gordo para este Huracán diezmado que deberá valorar semejante punto.

El brillo que había en el contorno se opacó sobre el césped del Nuevo Gasómetro. En el comienzo, San Lorenzo mostró intensidad, pero muy poca claridad. Huracán, alguna pincelada de Matko Miljevic y nada más. Y mucho menos gravitó adelante desde la expulsión de Luciano Giménez, un quiebre en el partido.

No había pasado demasiado a los veinticinco minutos del primer tiempo, apenas ese furioso arranque azulgrana, empujado por su gente, y una pelota parada visitante que generó más inquietud que peligro en el área de Orlando Gill. Hasta que Giménez buscó la disputa con Ignacio Perruzzi y cometió una gran irresponsabilidad.

El volante local había ganado la posición en la cobertura y cuando la pelota se perdía por la línea de fondo, el delantero metió un codazo artero, descalificador. Fue tan burda la infracción que Nicolás Ramírez, a solo unos metros de la jugada, le mostró la roja directa. Fue una decisión irreprochable del árbitro.

Sin embargo, San Lorenzo no pudo hacer pesar su superioridad numérica. Porque en ese 4-3-3 que presentó Damián Ayude faltó ingenio. Tuvo un buen manejo Perruzzi desde el medio, pero sus laderos no ayudaron. Un poco más atildado estuvo Juan Cruz Rattalino, otro de los pibes de la cantera de la Ciudad Deportiva. Pero Nicolás Tripicchio estuvo impreciso y adelante faltó sorpresa. Ezequiel Cerutti y Matías Reali encararon por los extremos, pero sus intentos no tuvieron una buena finalización. Y en este contexto, Alexis Cuello sufrió en soledad, consumido por los centrales visitantes.

Huracán había motorizado alguna esperanza desde su doble cinco, la conducción de Miljevic y los desbordes de Juan Bisanz, que obligaron a Elías Báez a jugar con el freno de mano. El lateral pasó muy poco al ataque. Recién en el epílogo de la primera etapa se animó a soltarse. Probó de media distancia y su remate se perdió por encima del travesaño.

No hubo cambios para el inicio del último capítulo, pero sí una gran polémica. Ramírez cobró un penal de Hugo Nervo sobre Reali que fue anulado porque había un milimétrico offside previo de Cerutti. Las distintas repeticiones dejaron claro que el referí se había equivocado: compró un piletazo del platense.

San Lorenzo no tenía juego ni cambio de ritmo. Y Ayude pensó en dos pibes para terminar con esa carencia. Entraron Facundo Gulli y Agustín Ladstatter. Y con atrevimiento empujaron. También, Fabricio López, que se encendió por la derecha. Sin embargo, con la excepción de un centro de Cerutti que dejó corto Galíndez no hubo situaciones.

Frank Kudelka hizo tres modificaciones. Ingresaron Agustín Urzi, Gabriel Alaniz y Tissera. Y casi lo gana Huracán en un arrebato. La perdió Báez, el “7” quedó frente a Gill con todo el arco a su disposición y definió mal.

San Lorenzo terminó con siete juveniles en la cancha, toda una síntesis de su crisis económica e institucional. Huracán salió airoso con un gran trabajo de Leonel Pérez en el equilibrio. El Globo no sufrió tanto a pesar de cargar con la expulsión de Giménez. Y al final, ganaron los silbidos del Ciclón, los insultos a Marcelo Moretti, el presidente que busca sobrevivir en el medio del vacío que pretende hacerle su Comisión Directiva. Perdieron los que decidieron pasar la tarde del sábado en la cancha o frente al televisor con el deseo de un buen clásico. Los propios y los ajenos. Lejos estuvo de resultar un gran plan.