
por por Fernando Somoza Especial para NA (*)
Circula en las redes un video en el que Javier Milei está “volando” hacia un palo del arco para desviar una pelota y evitar un gol. Se trata de los tiempos en que el hoy presidente de la Nación jugaba al showman de la política (igual que en la actualidad, pero sin investidura).
En otra publicación sobre ese mismo momento -pero tras bambalinas- se puede ver que todo estaba preparado y que alguien de los que lo acompañaba le tira la pelota con la mano al lugar al que se estira el ex guardameta.
Quiere decir que prácticamente todo lo hecho (y hasta lo dicho) por Milei hasta hoy parece haber sido parte de un guión, más o menos armado, por parte de algunos grupos de poder que utilizaron no más que un personaje para dejar sin chances al -para ellos- “populismo” que habiendo sido desterrado del poder de 2015 a 2019, lo recuperó y ostentó nuevamente hasta 2023, dejándolo en ese caso en manos del actual outsider.
Retomar las palabras de “autobombo” que se prodigaron entre quienes venían para hacer “algo distinto” y acabar con “la casta”, seguramente resulte un ejercicio de vergüenza ajena que cada quien con honestidad intelectual puede realizarlo en su conciencia.
El gobierno nacional, se parece al cuento de la Cenicienta, en el cual un hada madrina viste de oropeles a una joven para enamorar al poderoso, pero a las pocas horas todo se desvanece.
En este caso, cuando se creía que “las doce” darían el 26 de octubre, el reloj se adelantó y ocurrió el 7 de septiembre.
Acaso muchos desconfiaban de los encajes de la princesa, pero quedaba esperar si se trataba de un hechizo con fecha de terminación.
Y si, fue un hechizo.
No se trató del “diario del lunes” para enterarse, sino que todas las pequeñas noticias que se veían semana tras semana ocultas en algún rincón de la página par de repente salieron en la tapa en forma de compilado, ocupando un titular a todo el ancho y con foto a color.
A partir de ahí hasta lo más mínimo tuvo ribetes escandalosos y mientras los amigos se pasaban al bando de los enemigos y los enemigos se hacían “recontra enemigos”, todo terminó de derrumbarse.
La criptoestafa, las coimas de la hermana, las universidades, la atención pediátrica, la de los adultos mayores. La sequía de dinero, la recesión espantosa, el achicamiento manejado con crueldad, la represión efectuada con cobardía.
Los números en rojo, las promesas del fin de la inflación, de la quietud del dólar, del déficit fiscal, del RIGI generoso; chocaron contra el cierre de pymes, de panaderías, de industrias, de kioscos, de telos, del turismo interior y del abrupto intercambio comercial desfavorable con tantísimos países que nos inundaron con productos para que bajen los precios de acá y lo único que bajaron fue la persiana productiva.
Y frente a todo esto, quedó demostrado que el arquero no atajaba una. No lo hizo en materia política luego de mandar a destruir el Estado; no lo hizo en materia económica ya que no se cumplió nada de sus dichos.
Tras dos años de gobierno lo único que se ve es un páramo desierto hacia el futuro, destruyendo lo poco habitable que había y dejando bombas en racimo por todos lados a punto de explotar y que antes o después del 26 de octubre no podrán más que seguir volando en pedazos a una comunidad que por aquel entonces mayoritariamente mostró su confianza en las urnas y a la que ahora se le acabó la paciencia, al ver como el arco quedó desguarnecido y por culpa del arquero falaz están perdiendo por goleada, mientras los jugadores del equipo que capitanea siguen llevándose el sobre generoso y los negocios particulares; en desmedro de niños, de viejos, de discapacitados, de estudiantes con sueños y de trabajadores con ganas de progresar.
Un arquero que de tan insolente termina causando lástima. Que creyó que todas las pelotas se las tirarían al lugar señalado para que las ataje, cosa que finalmente no ocurrió.
Los vítores de su salida a la cancha se acallaron hasta transformarse en un silencio miedoso e incierto.
Las risas se transformaron en rictus macabros y el color violeta recuerda las fajas que atraviesan las coronas que dan su mensaje póstumo.
Es urgente que alguien le alcance “el papelito” con las indicaciones para que el arquero sepa adonde van a ir las pelotas y empiece a rechazar algunas.
De lo contrario esto ya se está convirtiendo en un verdadero papelón y el costo -como siempre- lo paga la ciudadanía con más ajuste y más miseria.