
De estar para ser goleado a descontar sobre la hora y dejar la serie más que abierta. Estudiantes estaba siendo maniatado por un Flamengo que a los 15 segundos ya le ganaba. Pero levantó en el complemento y todo terminó 2 a 1 en el Maracaná a favor de los brasileños. La revancha por los cuartos de final de la Copa Libertadores será el jueves que viene en La Plata.
No lo dejó ni respirar Flamengo a Estudiantes. Del pitazo inicial al primer gol pasaron apenas 15 segundos. Si en el Maracaná apenas se estaban acomodando algunos plateístas que cuando alzaron la vista la pelota ya estaba en el fondo de la red después de la mediavuelta de Pedro, que aguantó con una pierna y definió con la otra.
El equipo platense sintió el puñal en las costillas. Se quedó sin respuestas y el local fue por más porque vio que era el momento para aprovechar y estirar la ventaja. Ocho minutos tardó en hacer el segundo. Centro de un lateral y definición del otro, más brasileño no se consigue. Ayrton Lucas llegó hasta el fondo por la izquierda y mandó el envío al segundo palo, donde el uruguayo Guillermo Varela le pegó de volea.
La cuenta pudo ser más abultada incluso antes del descanso. Estudiantes la pasó muy mal porque nunca pudo disponer de la pelota. Los pequeños momentos en los que parecía amagar con progresar en el campo eran porque el rival se lo permitía en su planificación por manejar los tiempos de un partido que controló siempre.
Ese gol en la madrugada de la llave le quemó todos los papeles a Eduardo Dominguez. No hay planificación que resista un resultado adverso antes del minuto de juego. Debió recalcular el Pincha en Brasil. En el complemento, con el ingreso de Gastón Benedetti por Alexis Castro buscó ordenarse en su desorden sin dejar de querer descontar.
Complicada tarea la de cerrarle los caminos a un voraz Flamengo al mismo tiempo de lanzarse a acortar el marcador. Pero el conjunto de Filipe Luis, sorpresivamente, bajó un par de cambios lo que le permitió Estudiantes recobrar el aire y no padecer tanto la noche carioca.
Logró plantarse más en terreno rival, aunque sin profundidad. Dejó de sufrir pero no podía hacer sufrir a Flamengo. Hasta que una incorrecta expulsión de Gonzalo Plata por doble amarilla a falta de 8 minutos lo envalentonó al Pincha, que sobre el final consiguió el gol de Guido Carillo que le devolvió el pulso en la serie.
El golpe fue duro, pero podría haber sido peor. La tendrá difícil en La Plata, pero dejó encendida una luz de esperanza.