
por por Fernando Somoza Especial para NA (*)
Hagamos un rápido paneo para determinar que venimos de un menemato impúdico, un delarruismo banelquizado e inepto, un kirchnerismo que parió multimillonarios desde los choferes a los funcionarios, un macrismo que endeudó tanto como fugó y un albertismo sin brújula en el peor de los mundos dejando un tendal inflacionario.
De repente llega Él, con un discurso que fue adecuando al mejor postor, que arrancó por izquierda, que se filtró por derecha, que se acomodó buscando su mejor perfil y metió un gol en el ultimo minuto, llevándose un campeonato donde todos los equipos estaban sospechados de malas artes.
Y como nada podía salir bien terminó usando aquellos mismos jugadores y las mismas artimañas, para luego de dos años, quedar desnudo ante millones que lo votaron por odio al otro, por volver a creer, por confiar en las ideas, por desconfiar del vecino o por simple obligación electoral.
Nada puede salir bien cuando de cada 10 chicos que van a la escuela secundaria, solamente uno, sí unito; termina en tiempo y forma.
Si consideramos que la escuela secundaria -en su gran mayoría- sigue siendo tan arcaica como hace 100 años; con pizarrones donde se escribe con tiza, profesores que repiten lo que otros también les repitieron, padres que dejan allí a sus hijos para ir a trabajar y la producción de bachilleres y peritos mercantiles (sumados los técnicos que lijaron a mano y limaron con escofina), el resultado de lo que está en la calle no puede ser más preocupante.
Peor resultará la observación si tenemos en cuenta que más o menos los mismos especialistas, son los que toman las decisiones de gobierno que nos vinculan con las potencias internacionales o los que se levantan cada mañana pensando a quien cagar por debajo del palo mayor del gallinero. Muchos inútiles de ocasión que miran las páginas de internet para soñar con el crucero que les gustaría tener en un lugar como Nordelta y sacan cuentas de cuanto sería el porcentaje de debieran calcular para obtener semejante autopremio.
Claro que resulta difícil elaborar lo antedicho al pobre ciudadano al que en las madrugadas lo asaltan los pensamientos “parásito” que en modo piraña lo atropellan para que brinde respuestas sobre cómo seguir con el negocio que no vende, la oficina que no arranca, la mercadería que se apila, los cheques que se vencen, las facturas que se juntan, la enfermedad que no se atiende y la putamadrequeloparió.
Para que negarlo. Para que negar que las respuestas cotidianas que tenemos que darnos luego de hacer lo que debíamos hacer no las tenemos y que quienes nos dijeron que debía haber un tiempo de esfuerzos por nuestra parte, ahora nos piden otro más y ya van cuántos…
Y ellos tampoco tienen respuestas a sus fracasos no reconocidos, que nos intentan vender como triunfos baratos, cuando no tenemos siquiera para vender cara la derrota.
Porque pasa que no hay producción y solo se trata de especulación, lo cual se repite como en un espiral infinito. El que especula con los fondos, con el dólar, con los bonos, con el plazo fijo. Con la mentira, con la promesa, con la esperanza y con la zanahoria y la descuidada escenografía en la que ya nadie cree.
Y no hay respuestas a las preguntas de porqué el mejor plan de la historia ideado por los fenómenos barriales, de repente voló en mil pedazos como si lo hubiera hecho mi tío, el que perdió el auto y la casa por apostar en la ruleta y las tragamonedas.
Los interrogantes crecen al ver que aquellos que “domaban” a todo el mundo, de repente parecen pollos mojados a la hora de explicar -sin credibilidad alguna- que vendrá a ayudarnos el séptimo regimiento de caballería con todos sus soldados, cuando sabemos de esos muchachos es que lo único que hacen es llegar a sangre y fuego para saquear todo lo que encuentran a su paso.
Difícil situación para quienes se enamoraban de lo que veían en el tarot cuando un día cualquiera, el número 3 se transformó en un símbolo fatídico causando una asociación tan profunda con una imagen, como cuando nos piden que no pensemos en monos.
Fracasos en cadena, que se amontonan cuando aquellos más picantes críticos de la “casta”, terminan asustadizos en un video sombrío, intentando contestar el por qué viajaba tan frecuentemente en aviones de un empresario presuntamente narco, hoy encarcelado; al mismo tiempo que una cuenta bancaria se llenaba de ceros tras la unidad.
Cómo seguir aceptando las respuestas tan banales de aquellos que día día nos estafan en nuestra buena fe, abusando de esa ignorancia en la cual nos sumergimos, en la creencia de que los profetas de cabotaje lograrían bajarnos el maná de cielo sin más, cuando lo único que buscaban era tener un crucero en el delta.