08/12/2025 - Edición Nº398

Gobierno

Boletín Oficial

Nace el "banco de olores": cómo funcionará la base de datos forense más inédita de Argentina

28/11/2025 08:19 | La nueva resolución unifica criterios para todas las fuerzas federales, regula la recolección y preservación de muestras y busca garantizar mayor precisión en investigaciones judiciales de todo el país.



El Ministerio de Seguridad oficializó el primer protocolo unificado para la recolección, preservación y comparación de rastros odoríferos -olores- en investigaciones judiciales de todo el país.

La medida, publicada en la Resolución 1341/2025 del Boletín Oficial, establece por primera vez un marco normativo común para la odorología forense, una técnica científica que permite identificar personas por los olores que dejan en objetos, lugares o cuerpos, mediante el trabajo coordinado de perros adiestrados y operadores especializados.

La medida, publicada en la Resolución 1341/2025 del Boletín Oficial, establece por primera vez un marco normativo común para la odorología forense, una técnica científica que permite identificar personas por los olores que dejan en objetos, lugares o cuerpos, mediante el trabajo coordinado de perros adiestrados y operadores especializados.

El Gobierno aprobó un nuevo protocolo: así será la identificación de personas mediante rastros de olor

Hasta ahora, cada fuerza federal (Policía Federal, Gendarmería Nacional, Prefectura Naval, Policía de Seguridad Aeroportuaria y Servicio Penitenciario Federal) utilizaba procedimientos propios, sin una regulación que garantizara uniformidad, trazabilidad y validez judicial. La ausencia de estándares comunes dificultaba la comparación de peritajes entre jurisdicciones y limitaba el uso de esta técnica en causas complejas.

Con este nuevo protocolo, el Gobierno busca jerarquizar la odorología forense y dotar a jueces y fiscales de una herramienta probatoria más precisa y confiable.

Según detalla la resolución, la odorología forense “constituye una herramienta científica especializada para la identificación humana a través de la detección y comparación de compuestos orgánicos volátiles presentes en objetos, estructuras, personas o cadáveres mediante el empleo de canes adiestrados y operadores cinotécnicos capacitados”.

La disciplina, ya utilizada en distintos países y en crecimiento en la región, demostró eficacia en investigaciones criminales donde otras técnicas no lograron resultados concluyentes.

Un protocolo unificado para todo el país

El nuevo marco normativo fue elaborado con la participación de expertos en odorología y personal técnico de las fuerzas federales. Su objetivo principal es “armonizar las prácticas operativas con criterios científicos, técnicos y jurídicos compatibles con los estándares internacionales”, indica el texto oficial.

La resolución instruye a los jefes de todas las fuerzas federales a adaptar sus reglamentos internos al nuevo protocolo y, además, invita a las provincias y a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a adherirse a sus lineamientos mediante el Consejo de Seguridad Interior. De esta manera, se apunta a establecer una política de alcance nacional que permita que las pruebas odorológicas tengan el mismo valor en cualquier jurisdicción.

El protocolo regula con minuciosidad cada instancia del proceso: desde la recolección de los rastros odoríferos hasta su análisis comparativo. También establece medidas estrictas para evitar la contaminación de las muestras y asegurar la cadena de custodia, uno de los aspectos clave para el valor judicial de este tipo de evidencia.

Cómo se recolectan y conservan las huellas odoríferas

El documento incorpora definiciones técnicas precisas. El “odorotipo” es la combinación única de compuestos orgánicos volátiles que cada persona emite, mientras que la “huella odorífera” es el rastro de esos compuestos que permanece en los objetos o espacios vinculados a una investigación.

La recolección de los rastros se divide en tres modalidades:

  • Levantamiento directo: cuando el objeto que porta el olor puede ser secuestrado en su totalidad.
  • Levantamiento indirecto: se transfiere el olor mediante gasas, hisopos u otros soportes.
  • Levantamiento instrumental: usa dispositivos específicos, como la Unidad de Transferencia de Olores Humanos.

Los especialistas deben trabajar con traje de bioprotección, guantes de nitrilo, barbijo, cofia y herramientas desinfectadas para evitar contaminaciones cruzadas.

Todas las muestras deben colocarse en frascos de vidrio esterilizados y ser enviadas, con autorización judicial, al denominado “banco de olor”. Este recinto debe mantener temperaturas entre 15 y 20 grados y una humedad del 60 al 70%, condiciones necesarias para preservar la integridad de los rastros.

El protocolo establece, además, los tiempos máximos de conservación: tres años para levantamientos directos y dos años para los indirectos o instrumentales. Después de ese período, las muestras pierden eficacia para su análisis.

La etapa de comparación: el rol del perro y el operador

El análisis odorológico se realiza en una sala de pericia acondicionada especialmente y requiere la participación de, al menos, dos equipos cinotécnicos certificados y dos testigos de actuación. El procedimiento central es la metodología conocida como “línea de exploración” (Line up).

Primero, el perro es “colonizado” con el olor dubitado (desconocido). Luego se lo enfrenta a una serie de frascos que contienen muestras indubitadas (de personas identificadas) y testigos. La marcación del animal, la señal inequívoca de correspondencia, debe coincidir en dos equipos distintos para que el resultado sea considerado válido. Ningún operador puede conocer de antemano la ubicación de las muestras para evitar sesgos.

La obtención de muestras indubitadas también está regulada. Deben provenir de personas vinculadas a la causa, mientras que las muestras testigo se toman de individuos ajenos al caso pero con características similares de edad, sexo y etnia. En casos que involucren cadáveres, la recolección debe coordinase con el médico forense y realizarse en zonas limpias del cuerpo.

Con este nuevo protocolo, el Ministerio de Seguridad busca modernizar las herramientas de investigación criminal y respaldar el uso de técnicas científicas que, aunque conocidas, carecían de una regulación unificada.

La estandarización permitirá que la odorología forense sea una prueba más robusta en expedientes judiciales y que su aplicación se extienda de manera homogénea en todo el país.