por Fernando Somoza Especial para NA (*)
Esta semana se cumplió como nunca el vaticinio del presidente argentino Javier Milei cuando en septiembre pasado participó de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) que se realizó en Paraguay, donde destacó el potencial del régimen de maquila utilizado en ese país como modelo de crecimiento y empleo.
Cerraron Whirlpool, fábrica de muebles Color Living, TN Platex, Granja 3 Arroyos (C. del Uruguay), más tres sucursales de Fravega y dos de Easy. Corven Amortiguadores, Corven Motos y Essen. Miles de trabajadores en la calle en unos pocos días.
El régimen de maquila es una política de promoción industrial que otorga beneficios fiscales y arancelarios a empresas que importan insumos para producir bienes destinados a la exportación. El esquema fue aplicado con fuerza en países como México y Paraguay, en donde los gobiernos de turno aseguran que se convirtió en motor de inversiones y diversificación económica.
Sin embargo, mientras el mandatario lo puso como ejemplo de éxito regional, sectores industriales advirtieron que su implementación podría reducir la producción nacional y afectar los niveles de empleo en el país.
Como ocurre en las peores familias, también los sectores industriales tienen sus fuertes internas y es por lo cual, mientras algunos critican políticas, otros las aprueban.
Cristiano Rattazzi ligado a la Fiat y Paolo Rocca de Techint son parte de este inconmensurable país que sobrevive a pesar de ellos.
El “tano” de la Fiat, un playboy con veleidades de Isidoro Cañones (al que le hubiera encantado tener un tío Coronel) en verdad nació en CABA en 1948 y al día de hoy se escuchan sus discursos con “acento italiano”, en los que siempre -pero siempre- pedirá por menos impuestos sea quien esté en el gobierno y criticará a la masa laboral. Sin embargo, el paso de los años también lo ha llevado a un lugar sin retorno y es el decir sin filtro lo que piensa y quedar como un profundo racista, ya desnudo.
Paolo si nació en Milán, igualmente mantiene el acento italiano durante más de 60 años en el país y heredó la fábrica que fundó su padre quien lo trajo de chiquito al y hoy está en el segundo puesto de los más ricos del país.
Sirvan estos dos ejemplos para mostrar lo más nefasto de la significativa dirigencia industrial, quienes lejos de llevar adelante los valores que declaman, poco les importa el desarrollo del país y no es debido a su presente carcamal, sino que no han sido más que ventajeros de la nación.
Sirva esta descripción inicial de estos tres ejemplares (incluido Milei), profundamente críticos del país y sus habitantes, para entender por qué se abrieron los portales “anti-industria”, como ocurrió también en la época menemista y la última macrista y que proponen devastar la cultura de la producción en el país.
Algo así ocurrió casi solapadamente y con apoyo kirchnerista (vale reconocerlo) con la agroindustria, que llevó a una fenomenal reducción de los productores, éxodo rural y concentración de ganancias en manos de corporaciones extranjeras.
La reaparición de la política de maquila en la Argentina ha sido frecuente particularmente en tiempos de crisis económica, algo a lo que estamos acostumbrados cada poca cantidad de años.
Fue justamente el presidente de la UIA a inicios de siglo, el “vasco” José Ignacio de Mendiguren, ex secretario de Industria y quien lo alertaba ante el final desastroso del delarruismo, tal como volvió a hacerlo en estos días.
DE ALEMANIA A PARAGUAY
Milei ya dijo que si le dan 10 años, seremos como España y si le dan 20, como Alemania. Sin embargo ahora quiere que seamos Paraguay.
Al término de los años 1990, la producción paraguaya no daba rastro de crecimiento y se encontraba en un crítico desarrollo en el contexto regional, esta realidad condujo a introducir las políticas que impulsa áreas económicas que genere fuentes de trabajo en un corto plazo, llevando en consideración que contaba con una población joven y con una continua migración de la población rural a la urbana. Asimismo el país tiene un atractivo importante en área de materia prima, agua en abundancia y el primordial el bajo costo energético, esto llevó a crear el proyecto de maquilas en el Paraguay. De esta manera la maquila llega en Paraguay, como un objetivo de crear empleos para la población, elevar divisas e impulsar las exportaciones estimadas como estrategias en términos de competitividad internacional.
La diferencia es importante, ya que la Argentina supo tener (y todavía quedan a pesar de LLA) empresas y principalmente trabajadores altamente capacitados para competir en el mundo.
Es por eso que lamentablemente, la política industrial de Milei resulta no menos que desastrosa, como si se tratara de desarmar una Ferrari para ponerle un motor de Renault 4.
El presidente plantea caminar para atrás con el fin de despegar y llegar a un lugar todavía más atrasado.
Resulta descarnado observar como en medio de una economía todavía errática e inestable, se proponen proyectos que no hacen más que naturalizar la decadencia, proponiendo recetas de dependencia de la soberanía que creíamos erradicadas hace más de 200 años.
Para dar sustento a tal apreciación, justamente un informe del Instituto Latinoamericano de Economía, Sociedad y Política, referida la política de maquila en Paraguay, entre sus conclusiones señala que “es una realidad que en la actualidad hay inversiones estadounidenses, chinas, brasileñas y de otros países que invirtieron en cantidades grandes en la maquila paraguaya, que ha revelado un aumento importante en los últimos años, como lo demuestran los datos expuestos anteriormente. Era una necesidad crear algo para cambiar la realidad económica del Paraguay, considerando que existía una población joven y económicamente activa que necesitaba oportunidades para transformar su realidad social que no tenía cara reanimada”.
Para terminar señalando de modo fatídico “si por un lado, hay importantes avances con las empresas maquiladoras, por otro lado, esto, por sí mismo, parece insuficiente para asegurar la elevación del nivel de vida de la población paraguaya en su conjunto. De manera que, para el triunfo de este régimen maquiladora en la industrialización de Paraguay, se necesita que otras medidas sean formuladas y aplicadas para no llegar a la explotación de la fuerza laboral sin experiencia, que absorbe los recursos del país, y que todos los recursos invertido o ganancias regresen a países de origen, dejando a su paso un camino desastroso en el tiempo”.
(*) fersomozaok@gmail.com